sábado, 21 de marzo de 2015

Minairó por aquí, minairó por allá.

¿Cierto vecino ha obtenido una enorme fuente de ingresos sin jugar siquiera el cupón de la ONCE? No lo dudes; ha encontrado un canuto de los minairons.


Los minairons (singular minairó) son unos seres diminutos y muy trabajadores propios del folklore catalán. Concretamente se ubican en el Pallars Jussà y en la zona pirenaica de Cataluña, aunque también están presentes en la mitología del País Vasco.  Pueden ser conocidos como Menairons, Manairons, Diablorins, Femilians y Mamurrak (En el País Vasco).

Nuestros "muy pacientes" trabajadores.

Como he indicado, de ciertas personas que se habían enriquecido en poco tiempo se decía que tenían un canutillo con minairons. ¿Por qué? Bien, uno de estos canutos puede contener centenares de minairones. Al abrirse el canuto, los minairones hacen su aparición y acto seguido preguntan: què farem?, què direm? (¿qué haremos, qué diremos?). Si la persona que lo ha abierto no les ordena algo, vuelven a formular la misma pregunta. ¡Ay del pobre desgraciado que no haya ordenado aún la tercera vez! Los minairons, enfadados, apalizan a su dueño hasta la muerte. Pero si la orden es lo suficientemente rápida, lo hacen a la perfección y en un tiempo récord. Bastante impacientes, diría yo. Algún pobre viajero se topa de vez en cuando con un canuto de minairons y, conocedor de la leyenda, ordena a los serecillos que depositen rocas en las laderas de las formaciones montañosas, originando así las muchas tarteras que se encuentran por todo el Pirineo y salvando el pellejo. Cerca de la llanura de Taüs hay una inexplicable tartera en medio de un bosque. No hace falta aclarar de quien ha sido obra.

Si no se trata con mano firme a los minairons, lo más probable es que acaben construyendo tarteras sin parar.

Así pues, los minairons nacen de la Hierba menaironera, también llamada Hierba de San Juan, ya de florece y da fruto la noche del Solsticio de Verano. Crece en cuevas de mucha profundidad, guardadas por gigantes y dragones. La noche de San Juan, estos insólitos vigilantes permiten el paso a la cueva, pero sólo mientras duran las campanadas de medianoche (cosa que hace casi imposible hacerse con una de estas plantas).

Hierba de San Juan o Corazoncillo.

En definitiva: Los Minairons son unos muy útiles trabajadores pero, como acostumbra a pasar, les das la mano y te toman el brazo. 


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